El baile de la culebra de Ipure, es uno de los más emblemáticos de la región monaguense.
Este baile, simboliza el mito que rememora la desaparición de personas en medio de las aguas de la laguna de Ipure, ubicada en la Serranía del Turimiquire, entre San Antonio de Capayacuar y el Manguito en el corazón de la montaña en el Estado Monagas. La leyenda se remonta más allá de la conquista según cuentan:
“Vivía en Ipure una familia descendiente de los indios capayas (los tallas) formada por padres y tres hijos. Estos se fueron a la laguna en busca de agua, y al introducir las taparas, se produce un gran remolino, y tras él emerge una culebra de grandes proporciones, el reptil engulle a uno de ellos y se sumerge en la laguna. Los sobrevivientes informan a la tribu, que se reúne, y encabezada por el brujo se introducen en la laguna dando muerte a la culebra y extrayendo el cadáver de la india Taya”.
El vestuario utilizado para la danza, es una combinación magistral de los colores de la serpiente (amarillo y negro), conocida en los campos con el nombre de rabo amarillo, la coreografía está compuesta por una fila de 25 mujeres de distintas edades. El conjunto musical esta formado por hombres carriceros (llamados así por tocar los carrizos), el cuatrísta, el maraquero, cachero, tamborero y el cantante que viste también pantalón negro y franela amarilla. La música de entrada es el matachí, música indígena, también la culebra se baila al son del corrío, un golpe de mara mare.
Este rito ancestral podemos enmarcarlo dentro de los procesos mágicos-religiosos, en cuanto al sistema de creencias según las cuales, el género humano ha nacido de las aguas, al igual que toda la vida, la naturaleza en general.
Hoy en día, estas bellas costumbres tradicionales se han perdido, no debemos olvidar lo que escuchamos de nuestros abuelos cuando somos pequeños, debemos retomar y preservar nuestra cultura, nuestras raíces.
Xiomara Monroy
Ángel Díaz
Este baile, simboliza el mito que rememora la desaparición de personas en medio de las aguas de la laguna de Ipure, ubicada en la Serranía del Turimiquire, entre San Antonio de Capayacuar y el Manguito en el corazón de la montaña en el Estado Monagas. La leyenda se remonta más allá de la conquista según cuentan:
“Vivía en Ipure una familia descendiente de los indios capayas (los tallas) formada por padres y tres hijos. Estos se fueron a la laguna en busca de agua, y al introducir las taparas, se produce un gran remolino, y tras él emerge una culebra de grandes proporciones, el reptil engulle a uno de ellos y se sumerge en la laguna. Los sobrevivientes informan a la tribu, que se reúne, y encabezada por el brujo se introducen en la laguna dando muerte a la culebra y extrayendo el cadáver de la india Taya”.
El vestuario utilizado para la danza, es una combinación magistral de los colores de la serpiente (amarillo y negro), conocida en los campos con el nombre de rabo amarillo, la coreografía está compuesta por una fila de 25 mujeres de distintas edades. El conjunto musical esta formado por hombres carriceros (llamados así por tocar los carrizos), el cuatrísta, el maraquero, cachero, tamborero y el cantante que viste también pantalón negro y franela amarilla. La música de entrada es el matachí, música indígena, también la culebra se baila al son del corrío, un golpe de mara mare.
Este rito ancestral podemos enmarcarlo dentro de los procesos mágicos-religiosos, en cuanto al sistema de creencias según las cuales, el género humano ha nacido de las aguas, al igual que toda la vida, la naturaleza en general.
Hoy en día, estas bellas costumbres tradicionales se han perdido, no debemos olvidar lo que escuchamos de nuestros abuelos cuando somos pequeños, debemos retomar y preservar nuestra cultura, nuestras raíces.
Xiomara Monroy
Ángel Díaz
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