En muchas ocasiones los defectos de algunas cosas; contribuyen a la perfección de otras
Hubo una vez, un niño que por encargo de su mamá fue a buscar agua a un río muy lejano de la casa donde vivían. Él tenía dos cubetas, pero una estaba rota.
Aquel niño buscaba su agua con mucho entusiasmo, mas se tardo bastante debido al agujero que traía en uno de sus recipientes.
Al terminar, la cubeta sana le dice a la dañada: “por tu culpa trabajamos más de lo debido. De no haber tenido esa ruptura; hace rato habríamos culminado nuestra labor”.
Ante tal acusación, la rota y vieja cubeta sonriente y gustosa responde: “tú solo ves mis defectos y yo estoy feliz ¿Por qué no miras nuestro alrededor? Mira las plantas. Esas muy verdes y florecidas son las que recibieron el agua que imperfectamente derramé”.
-Continua diciendo- “Las otras que están más tristes, son las que tú tan perfecta solo les diste; un poco de sombra de forma fugaz y no alcanzaste a oír sus gritos pidiéndote una gota de agua. Siempre y cuando éstas cosas ocurran yo estaré feliz de ser como soy”.
¿Cuántas personas no se jactan de poseer los mejores conocimientos del mundo? ¿Muchas, verdad que sí? Estas solo ven los beneficios que pudieran suministrarle sus “gran inteligencia” sin importar el daño que puedan causar a la naturaleza toda.
Me refiero a los grandes empresarios e industrialistas, al parecer ellos únicamente piensan en hoy como si no hubiera mañana. Todo cuanto hagamos HOY será el reflejo de un nuevo día.
Si nuestro entorno está lleno de árboles y conscientemente les brindamos los cuidados que requieren, a la larga obtendremos un bello y frondoso bosque, que lejos de causarnos alguna molestia; beneficiaría la evolución del medio ambiente. Mas si hacemos todo lo contrario, dudo que algo positivo llegue a ocurrir. ¡Es momento de reflexionar!
Igual ocurre con los ríos. Ante la sequía que recientemente presenciamos en nuestro país, al ver tantos terrenos sin una gota de agua y en lugar de ella paja seca; muchos se preocuparon, pocos se ocuparon.
Son pocas las personas que se conmueven al ver un árbol en estado de deterioro. ¿Por qué no ponerse por un minuto en su lugar?
Visualicemos la siguiente situación: ¿Cómo te sentirías TÚ si percibes el implacable sol penetrando cada tejido de tu piel de forma desgarrante. No obstante, mueres de sed y ante ti no hay señales de agua? ¿Lo soportarías? Yo creo que no.
El agua es vid, de ella depende directamente el ser humano y básicamente: los suelos, árboles, animales, y así muchas especies que componen el planeta tierra.
El agua sana y relaja. Que excitante resulta sumergirse en las profundidades de las aguas de un caudaloso río. Compartir con ella es la experiencia más inexplicable que puede existir.
Cuando pienso en la vida, inmediatamente me conecto con el agua. Únicamente quienes carecen de su presencia conocen su real importancia.
El agua corre por la vida, cual sangre por el cuerpo; piensa en una montaña sin ríos, ahora imagina un cuerpo sin sangre. ¡Lógicamente es imposible!
El agua en los ríos fluye, la vida también. ¡No matemos el río, cuidemos el agua; conservemos la vida!
“No vivas para conservar, conserva para vivir”
Hubo una vez, un niño que por encargo de su mamá fue a buscar agua a un río muy lejano de la casa donde vivían. Él tenía dos cubetas, pero una estaba rota.
Aquel niño buscaba su agua con mucho entusiasmo, mas se tardo bastante debido al agujero que traía en uno de sus recipientes.
Al terminar, la cubeta sana le dice a la dañada: “por tu culpa trabajamos más de lo debido. De no haber tenido esa ruptura; hace rato habríamos culminado nuestra labor”.
Ante tal acusación, la rota y vieja cubeta sonriente y gustosa responde: “tú solo ves mis defectos y yo estoy feliz ¿Por qué no miras nuestro alrededor? Mira las plantas. Esas muy verdes y florecidas son las que recibieron el agua que imperfectamente derramé”.
-Continua diciendo- “Las otras que están más tristes, son las que tú tan perfecta solo les diste; un poco de sombra de forma fugaz y no alcanzaste a oír sus gritos pidiéndote una gota de agua. Siempre y cuando éstas cosas ocurran yo estaré feliz de ser como soy”.
¿Cuántas personas no se jactan de poseer los mejores conocimientos del mundo? ¿Muchas, verdad que sí? Estas solo ven los beneficios que pudieran suministrarle sus “gran inteligencia” sin importar el daño que puedan causar a la naturaleza toda.
Me refiero a los grandes empresarios e industrialistas, al parecer ellos únicamente piensan en hoy como si no hubiera mañana. Todo cuanto hagamos HOY será el reflejo de un nuevo día.
Si nuestro entorno está lleno de árboles y conscientemente les brindamos los cuidados que requieren, a la larga obtendremos un bello y frondoso bosque, que lejos de causarnos alguna molestia; beneficiaría la evolución del medio ambiente. Mas si hacemos todo lo contrario, dudo que algo positivo llegue a ocurrir. ¡Es momento de reflexionar!
Igual ocurre con los ríos. Ante la sequía que recientemente presenciamos en nuestro país, al ver tantos terrenos sin una gota de agua y en lugar de ella paja seca; muchos se preocuparon, pocos se ocuparon.
Son pocas las personas que se conmueven al ver un árbol en estado de deterioro. ¿Por qué no ponerse por un minuto en su lugar?
Visualicemos la siguiente situación: ¿Cómo te sentirías TÚ si percibes el implacable sol penetrando cada tejido de tu piel de forma desgarrante. No obstante, mueres de sed y ante ti no hay señales de agua? ¿Lo soportarías? Yo creo que no.
El agua es vid, de ella depende directamente el ser humano y básicamente: los suelos, árboles, animales, y así muchas especies que componen el planeta tierra.
El agua sana y relaja. Que excitante resulta sumergirse en las profundidades de las aguas de un caudaloso río. Compartir con ella es la experiencia más inexplicable que puede existir.
Cuando pienso en la vida, inmediatamente me conecto con el agua. Únicamente quienes carecen de su presencia conocen su real importancia.
El agua corre por la vida, cual sangre por el cuerpo; piensa en una montaña sin ríos, ahora imagina un cuerpo sin sangre. ¡Lógicamente es imposible!
El agua en los ríos fluye, la vida también. ¡No matemos el río, cuidemos el agua; conservemos la vida!
“No vivas para conservar, conserva para vivir”
Cordero Diurka.
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